La resistencia a la temperatura y el rendimiento sobresaliente en climas fríos hacen que este tipo de productos sea ideal para la protección del motor. Asimismo, mantienen la viscosidad por más tiempo y presentan una menor tasa de evaporación en comparación con los aceites convencionales, lo que se traduce en un consumo reducido. Por último, al no degradarse ni sedimentarse con rapidez, contribuyen a mantener la limpieza del motor del vehículo.